Turismo Ecológico

Visita a los 27 Charcos de Damajagua
 
Rosalí Reyes Ventura
rosalireyesv@gmail.com

Imagen by: http://albanyapartmentrent.com/picture
Fue un miércoles perfecto,  muy acogedor, un sol radiante y sin ningunas probabilidades de lluvia. Desde hacía unos días habían planeado ir de visita a los Saltos de Damajagua, pero necesitaban que todos estuvieran preparados en especial la madre de uno de los miembros del grupo que estaba de visita en el país, ella era de origen estadounidense y estaba de visita en el país porque había pasado un año sin ver a su hija, porque la joven formaba parte del Cuerpo de Paz y estaba de voluntaria en la República Dominicana.

          Cerca de las 2:00 de la tarde decidieron pedir prestada la camioneta del padre de tres miembros del grupo para irse a los Saltos de Damajagua, las cascadas más sorprendente de aguas cristalinas ubicadas entre las montañosas de los municipios Altamira e Imbert de Puerto Plata.

Solo tardaron 25 minutos en llegar a las oficinas administrativas del parque natural, allí se encontraron con amigos de uno de los que formaba parte del viaje, este había sido jugador de baseball y gran parte de los que fueron sus compañeros en la escuela del deporte, eran miembros de la Asociación de Guías Salvavidas Ríos Damajagua y estaban a cargo de dirigir giras y entregar los equipos adecuados para explorar el atractivo parque.

Ya con sus chalecos y equipos salvavidas en mano parten rumbo a los saltos, por un trecho sendero adornado por inmensos árboles de grandes troncos y verdes hojas de diversas especies, que ofrecían cobija y sombra en todo el camino. Mientras se dirigían a los saltos podían refrescarse sus pies al caminar por las frescas aguas del río que atravesaba el camino, el mismo descendía de las cascadas que formaban los saltos.

 Pocos minutos tardaron en llegar al primer salto el cual era inmenso precedido de una cascada que al caer formaba una gran piscina natural de frescas y cristalinas aguas. En ella podían detenerse las personas que no se sentían aptas para realizar la gira y disfrutar de un buen baño.

 Ya explorando los saltos llegaron a una segunda cascada, la misma contaba con un tobogán que se formo entre las rocas incluido como parte de diversión para los bañistas, en orden ascendente le seguía una tercera cascada la más extensa de todas en altura y longitud denominada la culebra, Cada una de las cascada tenía una entidad especial, además de la culebra las otras cascadas tenían un nombre asignado entre ellos estaba el saltadero, la tinajita, el ataúd, quítate la ropa…, todas rodeados de de inmensas rocas, que les eran parte de su adorno y los árboles vírgenes que rodeaban todo el parque en especial los árboles de damajagua, en su honor el nombre de Los 27 Charcos de Damajagua.

La experiencia en esa aventura fue maravillosa el haber podido sumergirse de una  manera tan intima en el parque natural fue inolvidable y, aunque solo pudieron explorar hasta el salto numero 12, quedaron marcados como si hubiesen realizado la gira completa, pero en ellos vivía la esperanza y necesidad de algún día volver concluir su aventura.



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