miércoles, 30 de octubre de 2013

Matices de Mi Tierra


Que no se pierda el Legado Judío


Por Sarah Javier:

La historia de Sosúa tiene un trasfondo bastante peculiar, como ciudad apareció en el mapa después de la llegada de unos 500 colonos judíos exiliados como parte del acuerdo de la Conferencia de Evian en 1938. Estos  fundaron en Sosúa una comunidad próspera, pero de esos tiempos, los recuerdos son los mayores sobrevivientes.

Pese a que inicialmente el proyecto de asentamiento de los judíos en Sosúa, era más un experimento que una realidad, la presencia de estos colonos se tradujo en la fundación de una comunidad floreciente a la que sus industrias cárnicas y lácteas, proveyeron de empleos; además  se construyeron una escuela, farmacia, cementerio y sinagoga. Sin embargo tras el desplazamiento de los colonos y sus descendientes, que se inició a partir de los años 90’s, el denominado legado judío empezó a extinguirse con ellos.

Importa poco lo que haya motivado al dictador Trujillo a albergar los colonos judíos, ¿“teníamos una opción? Hitler el racista alemán, nos perseguía y quería asesinarnos. Trujillo, el racista dominicano, salvó nuestras vidas”, así dijo Luis Hess en una entrevista con la historiadora Marion Kaplan en 2008, antes de su muerte. En efecto Sosúa, era el refugio que ellos necesitaban para sobrevivir al genocidio que les amenazaba en Europa.


A la fecha, la gran mayoría de las edificaciones originales han desaparecido, para dar lugar a hoteles y establecimientos de vida nocturna como atractivos de Sosúa, ahora convertida en foco turístico de la zona norte. Sobreviven apenas algunas casas remodeladas, el colegio Luis Hess, el cementerio judío y la sinagoga.

“Sosúa, es una comunidad nacida en el dolor y cultivada con amor; debería en el análisis final,  representar el último triunfo de la vida”, así reza una placa en la entrada del museo y en efecto debería ser una presea de la lucha judía contra la ideología anti semita. No obstante, las nuevas generaciones de Sosúa no conocen sobre los orígenes del municipio, a no ser por los testigos de la época, quizás la “historia” de los judíos fuese algo así como una leyenda.

Es realmente lamentable, que se pierda el legado judío no solo porque estos inmigrantes hicieron del antiguo pueblo de pescadores, una ciudad boyante, que constituye por supuesto un motivo muy válido; sino porque entre otras cosas, Sosúa fue un refugio, quizá el mayor en su tipo, para los exiliados de la persecución nazi,  además, la convergencia de dos culturas tan distintas, fue en su momento y aun sigue siendo en una armonía fascinante.

En El Batey en Sosúa, que fuera el centro de la colonia judía, hay calles con los nombres más variados, “Panamá”, “Poema  21”, “Jamaica”, “Nicaragua”, entre otros, ¿no sería mejor bautizarlas con nombres como “Mayerstein”, “Martin Katz”, “Luis Hess”, “Dr. Robishek”, “Hauser”, “Arm” “Belish”, “Milz”, “Strauss”, “Pablo Conn” y otros,  quienes fueron los más notorios del éxodo judío?  Si Sosúa debe gran parte de su gloria a los desaparecidos inmigrantes judíos, ¿por qué no honrarles, al menos, con la conmemoración y conservación de la historia?


A pesar de que se han dedicado obras a la herencia judía como el Parque Mirador Sosúa y el Museo Judío de Sosúa,  los esfuerzos en la materia han sido muy pocos en relación al invaluable legado que se debe preservar. El tiempo sigue haciendo estragos sobre la memoria y los vestigios de la colonia judía, que una vez hizo florecer al abandonado sembradío de guineos para convertirle en la actual seductora ciudad de Sosúa. 

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