Que no
se pierda el Legado Judío
Por Sarah Javier:
La historia de Sosúa tiene un trasfondo bastante
peculiar, como ciudad apareció en el mapa después de la llegada de unos 500
colonos judíos exiliados como parte del acuerdo de la Conferencia de Evian en
1938. Estos fundaron en Sosúa
una comunidad próspera, pero de esos tiempos, los recuerdos son los mayores
sobrevivientes.
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Importa poco lo que haya motivado al dictador Trujillo a albergar los
colonos judíos, ¿“teníamos una opción?
Hitler el racista alemán, nos perseguía y quería asesinarnos. Trujillo, el
racista dominicano, salvó nuestras vidas”, así dijo Luis Hess en una
entrevista con la historiadora Marion Kaplan en 2008, antes de su muerte. En
efecto Sosúa, era el refugio que ellos necesitaban para sobrevivir al genocidio
que les amenazaba en Europa.
A la fecha, la gran mayoría de las edificaciones
originales han desaparecido, para dar lugar a hoteles y establecimientos de vida
nocturna como atractivos de Sosúa, ahora convertida en foco turístico de la
zona norte. Sobreviven apenas algunas casas remodeladas, el colegio Luis Hess,
el cementerio judío y la sinagoga.
“Sosúa,
es una comunidad nacida en el dolor y cultivada con amor; debería en el
análisis final, representar el último
triunfo de la vida”, así reza una placa en la entrada del museo y en efecto debería ser una presea
de la lucha judía contra la ideología anti semita. No obstante, las nuevas generaciones
de Sosúa no conocen sobre los orígenes del municipio, a no ser por los testigos
de la época, quizás la “historia” de los judíos fuese algo así como una
leyenda.
Es realmente lamentable, que se pierda el legado judío no
solo porque estos inmigrantes hicieron del antiguo pueblo de pescadores, una
ciudad boyante, que constituye por supuesto un motivo muy válido; sino porque
entre otras cosas, Sosúa fue un refugio, quizá el mayor en su tipo, para los
exiliados de la persecución nazi, además, la convergencia de dos culturas tan
distintas, fue en su momento y aun sigue siendo en una armonía fascinante.
En El Batey en Sosúa, que fuera el centro de la colonia
judía, hay calles con los nombres más variados, “Panamá”, “Poema 21”, “Jamaica”, “Nicaragua”, entre otros, ¿no
sería mejor bautizarlas con nombres como “Mayerstein”, “Martin Katz”, “Luis
Hess”, “Dr. Robishek”, “Hauser”, “Arm” “Belish”, “Milz”, “Strauss”, “Pablo Conn”
y otros, quienes fueron los más notorios
del éxodo judío? Si Sosúa debe gran
parte de su gloria a los desaparecidos inmigrantes judíos, ¿por qué no
honrarles, al menos, con la conmemoración y conservación de la historia?
A pesar de que se han dedicado obras a la herencia judía
como el Parque
Mirador Sosúa y el Museo
Judío de Sosúa, los esfuerzos en la
materia han sido muy pocos en relación al invaluable legado que se debe
preservar. El tiempo sigue haciendo estragos sobre la memoria y los vestigios
de la colonia judía, que una vez hizo florecer al abandonado sembradío de
guineos para convertirle en la actual seductora ciudad de Sosúa.
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