Fuerte San Felipe un
viaje hacia la historia
Por: Paula Paulino
Bañado por las aguas del azul turquesa
del Océano Atlántico en la colina de la puntilla del malecón, se encuentra el Fuerte
San Felipe, un extraordinario monumento construido con las más delicadas piedras
traídas desde lo más profundo del océano en la ciudad de Puerto Plata.
Esta estructura rocosa de carácter
militar fue erigida para defender y
proteger la costa de incursiones bandoleras que aterrorizaban a los habitantes.
Sin embargo, en el año 1541 su avance fue fomentado por el Gobernador Nicolás
de Ovando. Su nombre se debe en honor al Rey San Felipe
II, ya que en este reinado concluyó la construcción de esta trascendental obra
colonial.
En el frente de la obra se lee aún:
“Dio fin a esta fortaleza el capitán don Pedro Rengifo, alcaide de ella, año
1577”. Construida en un estratégico punto de la isla, la Fortaleza de San
Felipe fue escenario de grandes batallas por la subsistencia de la colonia.
A solo cinco minutos del corazón de la
Tasita de Plata puedes encontrar esta icónica estructura que pretende
perpetuarse en el tiempo como centinela de la patria.
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Este majestuoso monumento tuvo a uno
de los hombres más venerado de nuestra nación a nuestro Juan Pablo Duarte. Joven
esbelto, de buena apariencia y más aun con una gran vocación de servicio, no
tardó en convertirse en un líder juvenil, que la juventud de su tiempo
reconoció y siguió. Fue también un luchador de nuestra independencia.
Por el pasar de los años, el Fuerte se
convirtió en un gran museo declarado como patrimonio cultural. En el podrás
descubrir su belleza e historias que remontan del ayer.
Este museo cuenta con servicios de
visitas guiadas que te llevaran a las diferentes aventuras hechizándote para
transportarte al pasado. Su horario es de 8:45 de la mañana a 4:45 de la tarde de Lunes a Domingo, aunque
para muchos es una curiosidad de que este no elabore los sábados.
La zona es visitada a diario por
nativos y extranjeros, a su llegada como por arte de magia acuden al lugar
vendedores de frutas tropicales y souvenirs, además se exhibe un burro vestido
de girnardas, con el cual puedes tomarte una foto, y así el recuerdo queda
plasmado en ella.
Su entorno es sencillamente encantador,
un bien cuidado de pasto verde cubre el área que lo circunda y en el centro de
la rotonda se levanta imponente la estatua encueste de la primera espada de la
Restauración el General Gregorio Luperón.
En el mismo, está el primer hospital
militar de Puerto Plata, el cual fue construido por los interventores
norteamericanos, en 1916. Pero no se puede quedar el Faro de Punta Fortaleza,
con una estructura de hierro fundido, cuenta además con ocho columnas y una
escalera de caracol, es y sigue siendo
un símbolo fulgente que como la luna ilumina cada noche el puerto de la
ciudad.
En él se disfruta de una vista
esplendorosa hacia el mar de cristal, y en el atardecer el turista se deleita
mirando la entrada y salida de los barcos que se van alejando por el norte.
Mientras subes las escaleras del
Fuerte, se ve una gran puerta de hierro de color gris oscuro, como si fuese la
entrada del cielo. Al entrar, mientras
cruzas un puente de madera, aunque en sus origines era elevadizo, puedes
observar un precipicio con piedras rocosas en las cuales ponían las flechas
para atrapar a sus oponentes.
Después de cruzar, llegas a las celdas
sus puertas son bien pequeñas aproximadamente con una medida de casi cuatro
pies, allí se guardan y preservan los objetos originales de la época colonial
como revólveres, bayonetas, monedas, espadas, arcabuces, estribos para
caballos, e instrumentos de lanza. En esa interesante exposición puedes apreciar y a través de ella conocer la
historia que recorren las paredes de color de lana del museo.
Además posee otra vitrina con
artesanías dominicanas. En la que se observa collares y piezas hechas con
jícaras de coco, larimar y piedras. También, muñecas de trapo y otros
utensilios de la época que son utilizados para recrear la historia.
En otra de las habitaciones se pueden
observar cuadros representativos de todas las primicias de América que
ocurrieron en República Dominicana, como el primer almirante, la primera misa y
el primer catequista evangelizador,
entre otros.
En la cima del Fuerte, se observan
cañones de color negro en dirección del mar apuntando para atacar a los
intrusos que intentaban llegar. Desde allí se aprecia una panorámica del
malecón, una vista de la loma Isabel de Torres, y una vista completa del
puerto, el cual era defendido desde esta fortaleza de las invasiones de
corsarios y piratas.
A las diez de la mañana al igual que a
las 4:45 de la tarde, se escucha un fuerte ruido que estremece todos
los rincones del fuerte, es una réplica de un cañonazo, que permite al visitante adentrarse en esos años
de la historia de Puerto Plata, el cual usted no debe dejar de conocer en una visita
a la Novia del Atlántico.
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