Dillenia Ruiz
dileniaalexandra@gmail.com
Es un día tranquilo sin novedad en ninguna de las
pistas, ni en otra área del parque de diversión “Fun City”. Donde se celebrará
el tan esperado cumpleaños de Sheily.
En el área
de la cafetería todo el equipo de
trabajo del parque trabajaba duro, para lograr que esa hermosa parte luciera
como un castillo para celebrar el tan esperado cumpleaños de la niña Sheily.
Es martes 15 de octubre. Son las 10:00
de la mañana y Gleiry la madre, mujer de baja estatura, piel clara, ojos
marrones claro, y de fuerte carácter, se dirige hacia ´´Fun City´´ a asegurarse
de que los preparativos y detalles de la actividad estén saliendo como ella
espera.
A las 10:30 de la mañana Gleiry aborda
al encargado de personal y las aéreas de carros, el señor Esteban Javier, un hombre delgado simpático, barbilla cuadrada
barbada, y le pregunta a este si las pistas y los autos están en orden y se
retira.
El complejo se encargaría de todo lo
necesario para que ese día fuera inolvidable para la festejada y todos sus
invitados. En la parte norte del parque una señora, muy trabajadora, se
encargaba de preparar una sabrosa comida, y una picadera, que se veía deliciosa.
Siendo las dos de la tarde, todo estaba
listo, el diligente grupo de trabajo de Fun City había ultimado todos los
detalles, una hermosa decoración en el área de cumpleaños y el bizcocho parecía
de sueños.
La niña de piel trigueña, pelo rizo y
ojos negros, abordó junto a su madre, abuela y tíos, un carro rojo de la ruta
Puerto Plata-Sosúa a las 2:55 pm, en la Gran Parada viajando por 5 minutos, con
un aire puro que le regalaba la naturaleza, y la incomodidad de estar entre dos
personas que ocupaban todo el asiento trasero del taxi público. Su emoción
aumentó rápidamente al ver un letrero que decía; “Fun City”.
Al entrar al parque la alegría era el
sello de identidad de la bella niña, que de inmediato comenzó a pedir montarse
en los Go Card. Allí su hermano Welfry y otros familiares esperaban en silencio
y ansiosos su llegada. Al verla llegar exaltaron en coro: “Felicidades”.
La felicidad se apodero por completo de
la jovencita, y llegó el momento tan esperado por esta; conducir. Un joven
alto, moreno, le ayudo a arribar un Gran Prix sencillo color amarillo. Este le
explica lo siguiente; “izquierda para acelerar y derecha para frenar, éstas son
las instrucciones básicas para conducir uno de estos mini carros”.
Sheily acelera y al salir a la pista exclama
un grito de felicidad que se escucho en casi todo ´´Fun City´´ y en la zona de cafetería,
donde estaban los invitados que le siguieron el coro y vociferaron “felicidades
Seily”.
Así transcurrió esa maravillosa tarde, la
festejada disfrutaba todas las atracciones del parque. Se relacionó con todo el personal que presta
servicios allí.
Finalmente llega el momento de parar las
vueltas en los carros, para cantar cumpleaños
feliz en la cafetería y partir el bizcocho. No cabe dudas, en Fun City Puerto
Plata celebrar un cumpleaños es una experiencia única.
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