Marinez Santos
El reloj aún no marcaba las 6:30am, cuando ya el radiante sol se asomó, dando a bienvenida a un domingo que prometía ser diferente y divertido para la familia Vásquez. Todos llenos de emoción y energía, incluyendo los “mayorcitos” se sentían como un niño que por primera vez montaría su bicicleta o volaría chichigua.
Ya a las 8am, el batallón familiar estaba listo para comenzar un día lleno de aventuras en el fascinante mundo Ocean World y emprendieron el viaje. Entre música, niños cantando, unos que otros peleando, algunos texteando cada cosa que veía o escuchaba, la tía dictando el listado de reglas y normas a seguir durante el pasadía, así fue cuando sin darse cuenta se encontraban justo al frente de la cortina de agua que colgaba de dos grandes y ásperos troncos hechos en cemento y con terminación rústica que simulaba tal cual la entrada a la selva amazónica, formando así la más espectacular cascada que jamás hayan visto sus ojos.
Todos quedaron perplejos con tan majestuosa obra “natural” y fue ahí cuando la tía gritó: ¡cierren las ventanas y el roof! Este fue el sonido que los hizo volver a la realidad. Pasando lentamente bajo la lluvia intencionada, todos quedaban boquiabierta y justo al llegar al final una voz diminuta grito a todo pulmón: ¡otra vez, otra vez!
Una segunda vez no fue necesario, pues su atención fue captada de inmediato cuando a corta distancia los saludaban Busito y Monachita, un delfín y león Marino, seguida de Luna, papagayo, mascotas del parque. Estos servían de entretenimiento, mientras parte del grupo hacía la fila para el check-in.
A menos de 20 minutos, ya los Vásquez se disponían a entrar de una vez y por todas al mundo mágico especial: Ocean World. Comenzando a las 9:30am, con el fantástico show de delfines, en el que saltos, piruetas y un sin número de acrobacia los hacía sentir que estaban en un circo. Terminado el show, escucharon el anuncio de que pronto alimentarían los tigres y fue ahí cuando todos al unísono gritaron: ¡vamos! Allí conocieron Blanco (de uno de los tigres), quien hace honor a su nombre: blanco como el algodón y Bravo (el otro tigre) amarillo como la llama encendida de un fuego ardiente, quien se mostraba demasiado tierno para llevar tal nombre. Unos 20 minutos duró la alimentación de estos gigantes gatos.
Ya a las 10:00 am se escuchaba el segundo anuncio que invitaba a disfrutar del show más divertido de todo el parque: el show de los payasos del mar, llamado comúnmente como “El show de las focas” teniendo los entrenadores de animales que aclarar a quienes los llaman así las características de ambos animales: Focas y Leones Marinos. Baile de merengue entre Jefe (león marino) y Miguel (entrenador de animales), las acrobacias de Nancy, Monachita, Chado (este último fruto del amor de Chacha y Domingo, convirtiéndose en el primer león marino nacido en cautiverio en todo el caribe) y el más gustado número: ¿Where is the fish? (¿Donde está el pez?). Todos reían y tomaban fotos para capturar por siempre tan espectacular show.
Estando ya cerca del restaurante, se dispusieron almorzar para así aprovechar al máximo el tiempo, mientras servían su comida notaron en su itinerario que muy poco faltaba para que iniciara el show de las aves. Justo al sentarse en la mesa ya era la 1pm y fue ahí cuando comenzó el show que a todos fascinó, pues nadie podía creer lo que sus ojos veían: papagayos contando, levantando pesas, entre muchas otras cosas más.
Juegos en la playa, baño en la piscina al lado de la gruta de los tigres separados por un cristal donde los veían recrearse felizmente en su hábitat, nado en la piscina de corales junto con los peces, deslizamiento por los toboganes, carrera dentro de las pelotas acuáticas, show de tiburones y manta raya, en fin una tarde llena de mucha actividad.
Justo a las 4:00 ya se encontraban todos reunidos en el punto #20 del mapa, todo estaba listo para pasar al momento cumbre y más esperando por grandes y chicos: el baño con los Delfines, Dexter y Lili (delfines con los que realizarían el programa) los esperaban ansiosos y juguetones para cerrar con broche de oro lo que habría sido su paso por Ocean World, por tanto tenían el gran compromiso de hacer que ese momento fuera tal como su eslogan dice: una experiencia única en la vida.
Conocer de dónde vienen, que come un pez llamado Capelin que traen especialmente de Australia, que los Delfines no duermen nunca, sino que durante algún momento del día una parte de su cerebro descansa y la otra esta activa para su protección contra otras especies que en todo caso quieran hacerles daño, que pueden durar más de 1 hora bajo el agua sin respirar. También hubo abrazos, besos, caricias, baile, alimentarlos y hasta tocar sus dientes y lengua fue parte de la experiencia de estar con los Delfines.
Las 5:00 pm era la hora de salir del agua y dar participación a otras 10 personas que también vivirían tan maravillosa experiencia, pero al parecer nadie quería ir al departamento de fotos a ver qué tan bonitas habían quedado, no, preferían seguir allí con sus nuevos adorables amigos Dexter y Lili, ¡pero ya no había tiempo para más! Y fue entonces cuando a las 5:30pm escogieron el paquete de fotos más completo, el paquete extra familiar. Todos más que complacidos y felices de vivir un día lleno de emociones, diversión, ternura y aprender tantas cosas nuevas ya pasada las 6:00 pm sin quererlo ellos se veían obligados a dejar ese paradisíaco lugar llamado Ocean World Adventure Park, Marina & Casino.
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